Insomnio
Es así, igual que ahora. Yo sentada y el viento que pasa por mi espalda, embarrándome los brazos con un frío mediocre, con un susurro opaco, triste. Asoma por instantes, entonces corro a encontrarlo de nuevo, en alguna ventana, alguna rendija, una puerta entreabierta, pero no, todo cerrado, todo inmóvil sin el susurro y yo pienso en el viento, asustada por su origen oscuro y helado. Antes era distinto, porque venía el tío Julio, siempre cantando, traía su colección de discos con lágrimas, digo, porque nos las sacaba y por montones. El recuerdo que salía con la melodía, siempre con sabor a tiempo olvidado, irrepetible, a veces hasta amargo y luego el vino para amortiguar la noche que se hacía más oscura y helada, que se metía sin querer por la ventolera de la sala, pero sin susurro, porque me volteaba, la cerraba en seguida y todo quedaba inmóvil, sin viento, sólo el del tío que continuaba silbando los discos, cada vez más insoportables por el cansancio y el dolor de cabeza. "Hay que dormir temprano, mejor me despido, si quieres tú quédate, aquí escuchando frío y soplando triste". Ya en la cama era otra vez el viento, apenas percibido y no había problema, porque era el tío que abría la ventolera y se quedaba dormido con la boca abierta y la lágrima puesta. Yo la cerraba, apagaba el susurro y todo en orden.Pero ahora el tío ya no va a venir, desde hace algún tiempo que no ha vuelto. Yo espero igual, sentada detrás de la ventolera, que ya revisé y está cerrada, aunque igual sé que va a aparecer, no el tío, sino el viento, el susurro y la lágrima, otra vez, embarrándome los brazos, "hay que dormir temprano", entonces me despido de la ventolera que se ha abierto de nuevo, pero cómo, ahora sí que no entiendo; "si quieres tú quédate", en mi cama, dormida, con una lágrima en la mejilla, silbando una melodía opaca, triste.
2 Comentarios:
zar casmito...
este secreto que has guardado y con tanta naturalidad me has revelado cuatro meses despues solo se puede castigar con un eclipse...
ya no es de día y ya no es de noche...
ya me acuerdo de una niña con el dedo en la nuca y un zar atrapado en una servilleta...
que bueno leerte estimadisimo Zar, como siempre, eres mi cronopio favorito
Duendecito.
Al fin, parece que nos encontraremos en el "mundo virtual".
Felicitaciones por tus cuentos. Ya tendré un poco más de tiempo para dejarte comentarios más interesantes con respecto a ellos.
Mientras tanto, acá te dejo una dirección mía para que entrés... un poco de poesía es lo que encontrarás y agradeceré tus comentarios.
http://historiadecronopios.blogspot.com/
Un fuerte abrazo.
Mario
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